Lo quiero hoy contarte es sólo una idea, que te va a abrir tu campo de visión y vas a entender muchas cosas.

Que, como dirían los adolescentes, vas a flipar.

Bueno, ya he revelado lo principal en el título y en la imagen, así que ahora simplemente, te lo voy a explicar.

 

Llevamos años escuchando eso de que “tienes que salir de tu zona de confort”.

 

No sé a quién se le ocurrió esa idea, ni en qué momento fue, pero desde luego me ha gustado mucho más la manera de enfocarlo de Lev Vogotsky, psicólogo que murió en 1934. Te dejo el enlace con su nombre, por si quieres leer más sobre él. Yo no me voy a extender mucho más sobre su biografía.

Precursor de la neuropsicología y de la psicología del desarrollo, no fue hasta los años 60 que se divulgó su obra en occidente.

Es uno de los teóricos más importantes en psicología evolutiva, que sentó las bases del estudio del aprendizaje, junto con Piaget.

El caso es que habla de un concepto muy interesante: la zona de desarrollo próximo.

Es esa zona en la que nos encontramos lo suficientemente cómodos para aprender cosas nuevas.

Yo, al leerlo, lo enlacé con el concepto de la zona de confort que tan presente tenemos.

Y la verdad, se me hace increíble que esto que te voy a contar no se le haya ocurrido antes a nadie, porque me parece de una lógica aplastante.

O sea, tú estás en tu zona de confort y quieres llegar a tu meta que está mucho más allá.

Cuando intentas salir de tu zona de confort, te sientes nerviosa, ansiosa, te sientes lo suficientemente mal como para regresar cuanto antes a lo conocido.

Lo cierto es que tenemos que estar muy motivados para arriesgarnos a salir más allá de lo que consideramos confortable, porque en cuanto lo intentamos, el estrés con todos sus síntomas nos inunda haciendo que regresemos con el rabo entre las piernas.

Y sin embargo, a veces lo hacemos, y sin mayor problema, logramos ir más allá y alcanzar nuestra meta

 

Esto ocurre porque entre tu meta y tu zona de confort está tu zona de desarrollo próximo.

Esa zona en la que aunque sientes un poco de estrés, todavía no es el suficiente como para poder aprender, adaptarte, incorporar patrones y herramientas nuevas… en definitiva, crecer.

Decía Vigostky que es importante crear un andamiaje emocional en el niñe (y en el adulte, añado yo), que le ayude poco a poco a dar pasos más allá de su zona de confortabilidad.

O sea.

No salgo de mi zona de confort porque doy un salto al vacío y me lanzo a lo desconocido.

Es que antes, he creado de alguna manera ese andamiaje que me permite caminar segura fuera lo conocido.

Un andamiaje que permite que esa zona de desarrollo próximo se convierta, con el tiempo, en mi zona de confort.

Porque la vida, al fin y al cabo es eso: ampliar cada vez más nuestra zona de confort.

Ganar terreno a la selva de lo desconocido y hacerlo nuestro.

Y porque cuando hasta conquistado tu meta, cuando hayas logrado hacer eso que te daba tanto miedo y lo hayas integrado dentro de tu zona de confort, seguro que encontrarás otra meta más allá, que te permita volver a crear tu andamio, fortalecer tu zona de desarrollo próximo y volver a ampliar tu espacio emocional seguro.

Cada vez que haces un curso que te enseña algo teórico sobre lo que necesitas saber.

Que lees un libro, que aprendes algo nuevo, que conoces a alguien.

Cada vez que haces un trabajo personal para deshacerte de errores de pensamiento o patrones que te impiden ser tú.

Cada vez que decides ponerte una meta más allá de lo que has estado haciendo hasta el momento, estás creando y fortaleciendo tu zona de desarrollo personal.

 

 

Y esto es lo que hacemos en las Sesiones Energy+ de forma personalizada.

Poner andamios que te permitan empezar a sentirte segura más allá de tu zona de confort.

Andamios que vayan transformándose en puentes que te aporten la seguridad suficiente como para poder alcanzar tus metas sin sentirte estresada y agobiada.

 

La vida no es trabajo y sufrimiento.

La vida es mucho más sencilla de lo que nos contaron.

Sólo hay que saber a dejar de complicarse la existencia y ampliar nuestras zonas de confort en todas las direcciones.

De esta manera no habrá meta que se nos resista.

¿Qué te parece mi enfoque? ¿Sientes que sintonizas con él?

Cuéntamelo en comentarios.

Gracias por leerme.

Mónica Álvarez Álvarez

¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

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