Creo, de corazón, que todas tenemos dones y talentos escondidos. Creo que el arte de la venta es uno de ellos.
Creo que todas nacemos sabiendo vender y disfrutar con ello.
Creo que entre el ruido de la vida y los golpes que nos damos contra las esquinas del patriarcado los vamos escondiendo, ocultando para no brillar y no llamar la atención.
Porque todo el mundo sabe que quien destaca es una víctima potencial. Y nadie quiere ser la víctima de nadie.
Por eso, creo que preferimos vivir escondidas entre las cenizas de la vida diaria, antes que brillar y ser el alma de la fiesta.
También creo que es un buen momento para hacer la revolución.
Una revolución silenciosa que acompañe a cada mujer a realizar el Viaje de su vida.