Vivir una vida plana, lineal, ilógica, esquizofrénica.
Creer seriamente que estás loca porque no te adaptas al patrón energético masculino.
Desconocer las palabras para nombrar tus sensaciones, emociones, sentimientos.
Vivir en desequilibrio sin posibilidad de encontrar tu centro, porque crees que lo tienes en otra parte.
Síndrome de burn out por tratar de hacer más de lo que puedes hacer en determinados momentos.
Inseguridad, tristeza, miedo, baja autoestima.
Desconexión con tu fertilidad.
Creencia de que no hay fertilidad más allá de la edad comúnmente conocida como “fértil”.
Vivir desde la desconexión y la inconsciencia de no saber cuándo has de descansar y dedicarte tiempo a ti misma.
Frustración, sobreexigencia contigo misma, guiarte por patrones externos.
Vivir desconectada de las personas que te rodean: pareja, hijos, familia, amigos… tú misma.
Desaprovechamiento de tus dones y momentos óptimos.
Vivir arrastrando una creatividad opacada por las exigencias de la vida, pequeñita y sin fuerza.
Falta de energía continua.
Vivir presionadas por el entorno y por nosotras mismas para cumplir plazos, entregas, culminar tareas en cualquier momento y situación.
Sacrificar tus necesidades, proyectos, ilusiones, relaciones, vivencias…
Vivir bajo el yugo del “tengo que” y el estereotipo de “la Super Woman”.
Vivir desconectada de los ciclos marcados por la Naturaleza.