¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?
Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.
No le has llamado y no te ha llamado.
Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.
E insultarlo, si la ocasión se presenta.
No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.