Hace muchos años, a una amiga se le murió una gatita.
La pobre se comió una goma elásticas (de las de atar, no de las de borrar). Estaría por el suelo y se la comió. El caso es que se le enredó en el intestino y aunque la operaron, no pudieron hacer mucho más por ella.
Yo por entonces tenía gato, y me obsesioné tratando de que no hubiera gomas por el suelo que pudiera tragarse.
Tuve mucha suerte, una vez se tragó un hilo bastante largo que acabó saliéndole por el culo. Con cuidado, tirando despacito, se lo saqué sin mayor problema.
El caso es que me he pasado muchos años retirando gomas elásticas del suelo.
Cuando ya no tenía gato, seguía haciéndolo, y me justificaba pensando en que el bebé que estuviera en casa en aquel momento, se lo podía comer si se lo encontraba por ahí.
Ahora ya no tengo bebés ni gatos en casa, y sigo teniendo especial cuidado en que no haya gomas por ahí sueltas.
Es un patrón mental adquirido que aunque no me condiciona el día a día, pues no es un tema importante, está ahí.
Sin embargo, ¿cuántos tendré que, sin darme cuenta, condicionan mi día a día y las decisiones que tomo?
Pueden ser patrones adquiridos en cualquier momento de nuestra vida.
 
Sin embargo, los más “peligrosos” son los que interiorizamos siendo muy pequeños.
Como siempre han estado ahí y en realidad los percibimos como “lo normal”, no nos resultan disruptivos, y seguimos actuándolos, sin cuestionarnos.
 
¿A ti te ocurre?
¿Has percibido alguno que sea simplemente curioso?
¿Querrías compartirlo?
Mónica Álvarez Álvarez
Amplía tu zona de confort

¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

DSC_0949
GridHada2.4
Enviar whatsapp
1
¿En qué puedo ayudarte?
Hola 👋
Soy Mónica Álvarez, ¿en qué puedo ayudarte?