Llevo estos días en shock, sin saber poner palabras a esto que nos ha pasado.

 

Hasta hoy.

Hoy me he dado cuenta de que lo que estamos viviendo es un duelo:

El de la sociedad inocente que ya no seremos más.

 

La sociedad que pensaba:

  • Que “estas cosas solo pasan en las películas”.
  • O que “estas cosas solo pasan en los países pobres“.
  • O que “solo le pasan a las personas desconocidas con quienes no tengo ningún vínculo”.
  • O a los que “se portan mal”.

 

Jamás hubiera pensado que pudiéramos llegar a vivir una catástrofe sanitaria de estas consecuencias.

Me recuerda mucho a todas las cosas que me contaba mi madre “de cuando el hambre”, o las que contaba mi padre de “la guerra civil”.

Está aquí, es real.

 

Estamos en shock, porque estamos en duelo.

Hemos sufrido una serie de pérdidas importantes:

  • La del bienestar que disfrutábamos
  • La libertad de poder salir a la calle
  • De jugar al aire libre
  • De pasear sin prisas
  • De circular sin observar a policías nerviosos…

 

Si te sirve esto que te he explicado, te invito a participar este miércoles en la sesión mensual de Tu amiga, la Impostora.

Hablaremos del proceso del duelo y de otros mecanismos mentales y emocionales que se han puesto en marcha estos días y que condicionarán, queramos o no, nuestra vida en los próximos meses.

Suscríbete aquí y vente el miércoles 18, a las 22h.

 

Mónica Álvarez Álvarez

Tu amiga, la Impostora

¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

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