De nada sirve correr si no sabes a dónde vas.
Proverbio propio.
De nada sirve correr si no sabes a dónde vas.
Proverbio propio.
Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.
No le has llamado y no te ha llamado.
Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.
E insultarlo, si la ocasión se presenta.
No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.
Estás enfadada con él.
Dolida.
Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.
Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.
A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.
No te digo que le abras de nuevo tu corazón.
Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.
Puedo ser quien hable con él.
Quien hable contigo.
Quien lime las asperezas entre uno y otro
para que al final el acuerdo se pueda dar.
Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.
No será de un día para otro, pero se puede lograr.