Eres diferente.

Acéptalo de una vez.

 

Siempre te has sentido así.

Incluso alguna noche, aún lloras con tu almohada como único testigo del dolor que eso te produce.

A lo largo de tu vida has buscado encajar.

Como esa pieza de un puzzle distinto que no entra en ninguno de los huecos que quedan.

 

Tal vez te has sentido como un patito feo fuera de su bandada.

Como la Cenicienta, la última de la casa, relegada a hacer los peores trabajos del hogar.

Como Mowgli, el niño de la selva, solo en medio de la inmensa naturaleza acompañado únicamente por seres de otras especies, que acaban convirtiéndose en su familia.

Tal vez has recurrido a situaciones extremas para aislarte de todo el mundo porque no aguantas, como la Bella Durmiente.

O has tratado de integrarte a costa de ocultarte al mundo como Blanca Nieves en casa de los enanitos del bosque.

Tal vez te perdiste sola y hambrienta en la noche de tu vida y llegaste a tu propia “Casita de chocolate” castigando tu cuerpo y tu alma con dulces y alimentos poco saludables.

Tal vez acallaste tu voz interior y tu sabiduría como Pinocho y terminaste en la barriga de una ballena lejos de todo.

Tal vez te contaste mil cuentos para acallar el dolor, la rabia, la angustia…

Acabaste viviendo una vida gris y tan fragmentada como tu alma sólo por no sentir el vacío que te producía esa sensación.

 

Eres diferente. ¿Y qué?

Acéptalo de una vez.

No encajas. ¿Y qué?

Nunca has encajado y nunca vas a encajar.

Pero eso no es malo.

Lo malo sería que te quedaras ahí parada sin hacer nada con tu vida.

Tu vida es de colores, y brillos. De sonidos limpios y fuertes. De olores y sensaciones. Con ese tacto suave y cálido que tanto añoras.

Tu vida es del color de las emociones que vives a cada momento.

Pero se te olvidó.

Lo olvidaste para no sufrir.

 

Pero ya está. Ya pasó.

No llores más.

Levanta la cabeza y comienza a caminar.

Porque hoy vas a dar tu primer paso por tu propio camino de baldosas de color amarillo.

Eres diferente. Acéptalo y elige regresar al único lugar especial en el que necesitas estar: tú misma.

Yo te acompaño.

¿A dónde quieres llegar?

¿A quién quieres encontrar?

¿Qué necesitas para comenzar?

Cuéntame en comentarios.

 

Todo es posible cuando nos ponemos en marcha.

Mónica Álvarez Álvarez

 

¿Te sientes como patito feo?
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¿Te gustaría encontrar a tu manada verdadera?
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¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

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