Para los antiguos griegos era la diosa de la cocina, la arquitectura, el hogar, o más apropiadamente del fuego que da calor y vida a los hogares.

(…) Ahora, de manera más moderna, se le llama sinergia: la capacidad de sumar varios elementos y obtener algo que va mucho más allá de lo que eran los elementos originales. Pueden ser cosas físicas, emociones, ideas… parece un invento moderno, pero es algo que ha existido siempre, sólo que se le llamaba de otra manera: alquimia.

Y sobre Alquimia, aunque acabó siendo una disciplina de hombres sabios y eruditos, lo cierto es que quienes más entendían de ello eran las mujeres. Eran las mujeres las que sabían los secretos de cómo cortar, mezclar, añadir… las cantidades necesarias para que el guiso fuera agradable… Y cómo trabajar con el elemento que lograba que todo esto mutara realmente en algo distinto del original: el fuego.

También en el horno alquímico que es el útero se ha creado toda la vida un nuevo ser a partir de los fluidos del hombre y la mujer. Dos cosas diferentes creando una tercera cosa completamente distinta y característica.

Hestia, la diosa del hogar, representaba este fuego, esta característica alquímica, la sabiduría de las mujeres que saben cómo transformar una serie de ingredientes sosos y sin vida en un alimento rico y con capacidad nutriente. (…)

(…) El mismo fuego que da la vida puede ser un elemento poderoso de destrucción según en manos de quién esté. Según si es tratado desde la sabiduría y la humildad o desde la ignorancia y la soberbia.(…)

Fragmento del libro El ombligo de Atenea.

Autora: Mónica Álvarez Álvarez

Puedes adquirirlo y leerlo completo aquí. 

¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

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