(…) Démeter es pues una mujer que basa su peculiaridad en la maternidad, pues dicen que “amaba a su hija con locura”. Esto que para nosotros es “lo normal” parece que para los antiguos griegos no lo era tanto, pues hacen hincapié en este detalle. Esta diosa encarna la capacidad que tenemos todas las mujeres de convertirnos en diosas, madres nutricias, cuando la maternidad nos toca con la punta de los dedos y de repente nos sale la capa y el traje de “Superwoman” y somos capaces de amar de una manera que nunca soñamos; de implicarnos y fusionarnos con el objeto de nuestro amor como nunca pensamos que podría ser posible y de ser capaces de “parar las estaciones” si acaso nuestros hijos sufrieran algún daño o estuviera a punto de ocurrirles algo malo. (…)

(…) La Démeter de hoy día sería una mujer plena, dedicada a su familia, a su pareja, a los ritmos que marcan las estaciones y la sabiduría de los tiempos. Transmitiendo a sus hijos/as todo su conocimiento. Respetando las decisiones de estos, porque al fin y al cabo, una madre cría hijos para el mundo, no para sí misma, y sabe que, llegado el momento, los polluelos volarán lejos del nido creando sus propias historias con sus equivocaciones y sus grandes triunfos. (…)

(…) Démeter finalmente nos enseña la alegría de la abundancia, de la vida, la fiesta de las cosechas, el bailar a la luz de la luna o bajo las lluvias que refrescan las calurosas tarde de verano. La tierra es la abundancia personificada. ¿Qué estamos haciendo para que tenga gente pase hambre en nuestro planeta? ¿Cómo gestionamos los recursos que nos han sido legados desde el principio de los tiempos?

Fragmento del libro El ombligo de Atenea.

Autora: Mónica Álvarez Álvarez

Puedes adquirirlo y leerlo completo aquí. 

¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

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