Sí, es cierto. Los hijos se convirtieron en una carga con la que el señor feudal grababa a su mujer y a sus súbditas, porque si no eras virgen sólo servías para puta. Porque un hijo es la prueba flagrante de que ya no eres virgen. Da Igual que haya habido sexo consentido o no.
Cuando los hombres se enteraron de que participaban en la fecundación inventaron el constructo de virginidad, que era como el precinto de garantía de que a la moza sólo la había tocado él.
Saber que con su esperma contribuían a la concepción no era suficiente para transmitir sus genes.
Tenían que asegurarse que los hijos que engendrara su esposa fueran suyos.
Por eso se inventó la “virginidad” para asegurarse de que no venía ya preñada por otro al matrimonio.
Y se inventó la propiedad privada y se cosificó a la mujer, para asegurarse de que no se fueran con otros hombres que las preñaran. Así el adulterio se convirtió en un pecado muy grave cuya pena es la muerte aún hoy en algunas culturas.
Redujeron a la mujer a un coño y un recipiente en el que gestar a su progenie de ladrones, violadores y abusadores. Mataron a todos los varones con genes basados en la cooperación y a todos los hijos vivos. Violaron a todas las que pudieron para sembrar su virus testosterónico y su sociedad basada en la guerra y la propiedad privada. algún varón de los Antiguos quedó y pudo transmitir sus genes que han perdurado hasta hoy con mucho trabajo y muy ocultos dentro de una sociedad que premia el “machirulismo” y la “testosteronicidad”.
Pero el problema no son los hijos. Ni siquiera hoy.
La carga de las mujeres no la ponen los hijos, sino esos #señores y #señoras con el ego tan hinchado que siguen queriendo decidir sobre nuestras barrigas y montarse sus negocietes a costa de lo único natural, real y verdadero que tiene la Humanidad (y que comparte con el resto del Reino animal): concebir, gestar, parir, alumbrar, amamantar, criar, dar un sustrato fuerte para que enraice bien la siguiente generación que asegure la continuación de la especie.
A mí no me someten mis hijos. Me somete el patriarcado, que no me paga por cuidar.
Mónica Álvarez Álvarez
#Déjatedecuentos
Con Irene García Perulero