Mi madre tenía un sueño:

Comprar una casa con jardín para salir al sol a hacer punto y que le diera en la espalda que la tenía hecha polvo de la artrosis.

No pudo cumplirlo. Era un sueño al que sabía que jamás podría acceder porque la capacidad adquisitiva de mi familia no lo hacía posible.

Con los años, el sueño de mi madre fue el mío también.

 

Siempre viví en un piso. 

Cuando me casé, nos fuimos al que mi marido tenía en propiedad.

Era un piso majo, pero pensado para vivir un hombre soltero con pocas “cosas” además de libros, muchos libros.

Cuando nació nuestra hija mayor se vio que en breve tendríamos problemas de espacio. Solo teníamos un armario en condiciones, de tres hojas, que se quedaba corto para las necesidades que teníamos.

Embarazada de mi segunda hija, nos vimos pensando en hacer un armario empotrado de pared a pared de una de las habitaciones.

Sin embargo, no sé por qué, me vi recordando aquel sueño de mi madre y decidimos dar el salto mental que necesitábamos para plantearnos mudarnos a una casa con jardín.

 

Porque para lograrlo, necesitábamos solventar dos problemas:

  1. Sentir que merecíamos algo que considerábamos tan lejos de nuestras posibilidades.
  2. Tener la posibilidad económica real de hacerlo.

El primer paso fue decidirlo.

Ya estaba. Nos mudábamos en cuanto pudiéramos.

Visitamos otra casa más y después ésta en la que vivimos actualmente y decidimos que era “la nuestra”.

 

Nos enfocamos en reducir gasto, en ahorrar, en aumentar ingresos.

Yo busqué la manera de poder trabajar online de una forma que pudiera ingresar otro sueldo.

Cinco años más tarde, la casa seguía sin venderse y los dueños nos aceptaron la propuesta que les hicimos (de esto hablaremos otro día, soluciones diferentes).

Fue otro salto de mentalidad, porque una cosa es decidir que te mudas y otra, asumir realmente todos los gastos que supone hacerlo.

Y aunque ya generaba dinero, trabajar como autónoma no asegura tener un sueldo fijo todos los meses, y en cambio, la hipoteca y otros gastos asociados sí que lo iban a ser.

Pero dimos el salto y hoy en día, aunque a veces pasamos estrecheces y algún que otro susto, no nos arrepentimos para nada de la calidad de vida que hemos logrado con el cambio.

 

Y esto cobra especial significado estas semanas de confinamiento.

Tenemos espacio, un pequeño jardín en el que estirar las piernas y tomar el aire y respiramos aire puro con solo asomarnos a la puerta de casa.

 

En los años que duró la espera, muchas noches soñaba que visitaba casas nuevas.

Me llamaba la atención, porque ya habíamos encontrado la casa física real que nos gustaba.

Era muy curioso, entraba en una, a veces sola, a veces acompañada e iba abriendo puertas y entrando en habitaciones, observándolo todo.

Recuerdo perfectamente alguna de las casas que visité en sueños.

Algunas, además, las he vuelto a visitar otras noches y he descubierto armarios, habitaciones y recovecos que no encontré la primera vez.

Son lugares que ya me resultan familiares, casi como si fueran sitios reales. Lo cierto es que, para mí lo son, en algún espacio de mi mente.

Tengo un don para interpretar sueños, los míos y los de los demás.

Pensando en estos, llegué a la conclusión de que lo que hacía era visitar mi propia mente.

Cuando abría puertas y descubría habitaciones, jardines, ríos que pasaban cerca de la casa, lo que estaba haciendo era activar dentro de mi mente esos lugares que correspondían a vete a saber qué aprendizajes o aptitudes que necesitaba integrar.

Cinco años después de encontrar esta casa, logramos mudarnos y estos sueños pararon poco a poco.

 

Esta noche, he vuelto a soñar.

Lo cierto es que mi mente no para, siempre ideando programas y servicios nuevos con los que ayudarte a romper tus barreras mentales.

Para ello, primero he de romper yo las mías.

Para que puedas volver a soñar.

Y, lo más importante, para logres crear en tu mente las conexiones pertinentes que te ayuden a alcanzar tus sueños.

Esta semana ha sido muy intensa, con un curso que he realizado como alumna y que me ha revuelto muchísimo a nivel personal y emocional.

Todo el tema del confinamiento está siendo muy intenso a muchos niveles.

Y esta noche, he vuelto a soñar que nos mudábamos e íbamos a ver el sitio nuevo.

Era una casa con un jardín trasero que no he llegado a ver.

Cerca corría un río en el que podríamos bañarnos en verano, pero bajaba sucio, no apetecía mucho meter los pies en aquella especie grasa.

La cocina era pequeña, oscura, con unos muebles pequeñitos, y una pila para fregar los platos minúscula. Como si fuera una cocina de campaña, provisional.

La entrada tenía un porche grande, pero no tenía techo, estaba descubierto y sin protección para el sol.

El salón era pequeño, con una ventana en la que no daba el sol, pintado de un azul oscuro que ampliaba aún más la sensación de oscuridad y pequeñez.

Mi decisión ya en ese momento ha sido que no nos íbamos a mudar a una casa con menos espacio que la nuestra.

Íbamos a seguir viendo las habitaciones, pero ha sonado el despertador y me he quedado sin poder saber más.

No importa, porque sé que esta noche he podido abrir nuevos espacios en mi mente.

Espacios que necesitan ampliarse aún más.

Ventanas más grandes para que entre la luz y protección para el sol fuerte del verano.

Una buena limpieza del río y una mano de pintura blanca en las paredes.

Y muebles modernos y funcionales, sin perder su aspecto rústico.

 

¿Qué cambios reales estará realizando mi mente estos días?

Lo cierto es que mi mente no para, siempre ideando programas y servicios nuevos con los que ayudarte a romper tus barreras mentales.

Para ello, primero he de romper yo las mías.

Para que puedas volver a soñar.

Y, lo más importante, para logres crear en tu mente las conexiones pertinentes que te ayuden a alcanzar tus sueños.

Hoy una compañera en su muro hablaba de sueños revueltos que le están ocurriendo estos días.

Creo que no soy yo sola quien está abriendo puertas y ventanas a posibilidades nuevas.

Como sucede en toda crisis, estamos en el centro del tornado que nos hará girar y acceder a un mundo de posibilidades con las que ahora mismo no somos capaces ni de soñar.

¿Y tú?

¿Estás preparada para soñar y para acceder a cumplir tu sueño cuando la posibilidad se presente?

Coméntame si quieres en comentarios los sueños que estas teniendo estos días y charlamos sobre ello.

 

¿Pero cómo vas a lograrlo si no te hablas con el dinero?

Desde aquel día en que os despedisteis enfadados no has vuelto a saber de él.

No le has llamado y no te ha llamado.

Es más, estás dispuesta a contar a todo lo mundo lo mal que se portó contigo.

E insultarlo, si la ocasión se presenta.

No puedes pretender que cubra tus necesidades si no podéis soportaros.

¿Te lo habías planteado así alguna vez?

Estás enfadada con él.

Dolida.

Jamás le hablarías si no fuera estrictamente necesario.

Y te fastidia aún más, porque sabes que lo necesitas tanto como él a ti.

A lo mejor la solución pasa porque pudierais volver a tener una relación al menos cordial.

No te digo que le abras de nuevo tu corazón.

Pero sí dar pie al menos para que pueda haber un trato mínimo.

YO ME OFREZCO A MEDIAR ENTRE AMBOS.

Puedo ser quien hable con él.

Quien hable contigo.

Quien lime las asperezas entre uno y otro

para que al final el acuerdo se pueda dar.

¿TE PARECE QUE PODRÍA SER UNA BUENA SOLUCIÓN?

Estoy dispuesta a trabajar duro para que podáis reconciliaros de verdad.

No será de un día para otro, pero se puede lograr.

DSC_0949
GridHada2.4
Enviar whatsapp
1
¿En qué puedo ayudarte?
Hola 👋
Soy Mónica Álvarez, ¿en qué puedo ayudarte?